Caroline Stamm, co-traductora con Galo Ghigliotto de El hombre semen, habla sobre el texto de Violette Ailhaud.

“Esta historia cuenta la vida de un pueblo sin hombres, después del restablecimiento del Imperio de Louis Napoleón Bonaparte y de la represión contra los republicanos, específicamente en el sur de Francia. Louis Napoléon Bonaparte es Napoleón III, aquel loco que se lanzó en una guerra en México, sobrino del famoso Napoleón Bonaparte.

Después de la Revolución Francesa de 1848, que puso fin de nuevo a la monarquía, fue elegido presidente de Francia de la II República (la historia francesa es confusa, varias revoluciones, varias monarquías, varios Bonaparte!). Para luchar en contra de la oposición creciente, Louis Napoleón Bonaparte organizó un golpe de estado en diciembre de 1851 y empezó luego la represión en la provincia francesa en contra de los opositores, defensores de la República, y sus ideas.

Este evento histórico es poco conocido en Francia, y si bien la narración explica el por qué y el cómo de esta rebelión heroica, se enfoca sobre todo en lo cotidiano, proponiendo una historia desde abajo, desde el pueblo y una historia de las mujeres.

El hombre semen
A pesar del contexto histórico, fundamental en el libro, y fascinante para una aficionada a la historia, lo que se cuenta es una historia universal. Hubo y sigue habiendo pueblos sin hombres. En el caso de Francia, Violette Ailhaud tuvo la desgracia de vivirlo en más de una ocasión. El hombre semen es un libro transversal sobre la guerra y el papel de las mujeres.

Con eso, no puedo evitar pensar en mis abuelas y vice-abuelas, quienes vivieron la segunda guerra mundial, la primera mundial y la guerra franco-prusiana de 1870, y quienes tuvieron que luchar a su manera para sobrevivir. De ellas se cuenta muy poco.

Como leí en una revista feminista francesa, si esta historia hubiera sido escrita en tiempo de paz, “habría sido un cuento machista donde el hombre es el salvador”. Pero en este contexto particular, cuenta la historia de mujeres solidarias, que trabajaron la tierra, se apoyaron, lograron vivir sin hombres, y quisieron seguir dando vida, sin hombres, compartiendo un solo hombre y usando su semen.

La mujer es aquí el personaje principal. Es un himno a la mujer y a la vida, y también al amor, físico y emocional. Invita a las mujeres disfrutar de sus vidas, de su fuerza y libertad, y también, por supuesto, de los hombres.

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