“A veces las grandes historias no necesitan el formato de voluminosas novelas, sino que apenas un puñado de páginas cargadas de fuerza y belleza.”

Una nueva y certera reseña dedicada a “El hombre semen” de Violette Ailhaud, en la Estrella de Valparaíso.

Estrella_Hombre_Semen_14_12_2015“Eso es lo que ocurre con “El hombre semen“, de Violette Ailhaud, un relato escrito a comienzos del siglo XX pero que recién vio la luz en 1952 y que hoy traduce y publica en Chile la editorial Edicola.

A pesar de su título, “El hombre semen” no tiene que ver con sexo y pornografía, sino con las pulsiones más elementales de la vida. La trama -un testimonio completamente inspirado en hechos reales- se ambienta en un pequeño poblado de Provenza, en 1852, durante el régimen de Luis Napoleón Bonaparte. El pueblo ha sido asolado por el enfrentamiento entre el dictador y los defensores de la república. Todos, literalmente todos los hombres han muerto o han sido apresados y sólo mujeres y niños habitan ahora en la aislada localidad. Conscientes de su situación, las mujeres han hecho un pacto: el primer hombre que llegue al pueblo, será compartida por todas, por todos esos “cuerpos vacíos de mujeres sin marido”.

Durante dos años, las mujeres han meditado su plan y sus objetivos son claros. Primero, responder a ese “llamado de la vida que nos llega desde el amanecer de la humanidad”, la reproducción. Luego, contar con la fuerza física y el apoyo para alimentar a sus hijos. Y luego, tener algo de compañía. Ni el amor ni el placer están en sus planes. Sin embargo, la llegada de Juan al pueblo lleva a Violette a conocer dimensiones inesperadas de la relación entre un hombre y una mujer. Con sólo 18 años, luego de haber perdido a su novio (“soy una viuda virgen”, dice), Violette encuentra en Juan más que un semental: se enamora, descubre el placer sexual y comparte conversaciones y lecturas con él.

Pero un trato y, a pesar de haber sido la primera, Violette debe compartir al hombre con sus compañeras. “Haré este trabajo porque es de hombres y no veo más hombres acá (…) Pero haré este trabajo sin amor, porque el amor lo guardo para nosotros”, le dice Juan, cuando ella le cuenta del pacto.

Articulado sobre metáforas precisas y bellas imágenes -como aquella en que una de las mujeres del pueblo viste a un espantapájaros con su vestido de novia-, “El hombre semen” es un relato delicado, escrito con simpleza y honestidad, que conmueve profundamente al lector por la intensidad de estas vidas anónimas que luchan contra la muerte.

Tal como consigna la presente edición, Violette Ailhaud murió en 1925. En su testamento, había un sobre que no podía ser abierto hasta 1952, por la mayor de sus descendientes mujeres, que tuviera entre 15 y 30 años. La breve carta de Violette que acompañaba el texto es también una pieza de extraordinaria belleza, donde explica por qué escribió este testimonio. “Para nosotras las mujeres no hay victoria sino vacío”, dice. “Lloro por esos brazos perdidos hechos para abrazarnos y dar vueltas a las ovejas durante el esquileo. Lloro por esas manos segadas hechas para acariciarnos y sostener la guadaña”.”

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